viernes, 16 de noviembre de 2012

El perro egoísta y la aldea global.


En estos días, en que Israel continua su masacre de un pueblo indefenso -con la complicidad de Europa y EEUU- es necesario recordar como la prosperidad de unos, se forjó con la esclavitud de otros: con el saqueo, con el robo, es necesario recordar como la guerra incesante en países como el Congo permite la expoliación de sus recursos naturales. Es necesario recordar, en días como estos, cómo, cuando nuestros países han intentado sustraerse al  robo y la masacre, hemos sido aplastados sin misericordia, en Chile, Argentina, y toda Latinoamérica en los 60' y 70, y en Honduras, solo unos años atrás, y en Palestina, hoy, en estos días, con la complicidad de un occidente ávido de poder e influencia en Medio Oriente, un occidente (Europa y EEUU) que se prepara ya a la batalla geo-política -acaso la tercera guerra mundial- con China...

En estos días, les dejo este poema, que habla sobre todo esto.

El perro egoísta en la aldea global

Es el hambre pálida,
Sus ojos brillan, occidentales,
Su presencia es invisible,
Pero su rastro es imborrable,
Silenciosa y profunda,
Cómplice del exterminio…
-Muerte Negra, expolio Blanco: Sin Dios.

Masacres y masacres a través de las pantallas en lejanas tierras extranjeras, de bajo tanques y mísiles se alza el grito desgarrado de los muertos, lucha la democracia contra el terrorismo y en el altar del sacrificio se abre el vientre del pueblo, los sacerdotes de occidente ofrecen corazones extirpados a su panteón de entidades retorcidas…

en los malls
luego,

las campañas de ayuda y reconstrucción, por sobre estratos y estratos de destrucción y cadáveres y porque soy el perro egoísta y nací más allá de la mentira en la pampa infinita de la desilusión, sólo lloro y solo contemplo a través del televisor y sollozo y ladro, ladro también en Palestina, en Irak y Afganistán, ladro también entre las Araucarias, al interior de Temuco, en Birmania y en Nepal y en la paramilitar selva colombiana, ladro con los clandestinos y su existencia negada, en esta Europa que construyen los esclavos, y naufrago y muero, entre Libia e Italia, entre España y el Magreb.


Soy el perro egoísta en el centro del mundo, en el corazón palpitante de la aldea global,
recorro lánguido sus calles relucientes, inmerso en mi triste y lúgubre aguacero arrastro mi rastro de rostro en el destierro entre pantallas de colores aterido de frío contemplo el show de la masacre, el democrático triunfo de la paz con sus metrallas y granadas, de los discursos de la tolerancia y la integración la anulación de los opuestos la síntesis macabra del conflicto, el absoluto triunfo de la ideología. Aterido de frío observo sus ejércitos de enloquecidos gorilas democráticos bombardeando el tercer mundo, porque soy el perro egoísta y aterrado contemplo el laberinto del reloj ante el relojero, el que no sabe si han venido a ajustarlo o destruirlo:

neurosis histeria catarsis

es ese nuestro dédalo infernal
nuestro intrincado laberinto


Porque soy el perro egoísta y arrastro mi destierro económico en estos reinos de hipocresía, la democracia de los blancos, la globalización de la ideología, las guerras de la paz, la integración de los esclavos.

Porque soy el perro egoísta recorriendo destrozado la global aldea y su masacre, el corazón de las tinieblas
la debacle,
la destrucción metódica y sin misericordia de la realidad.

Porque soy el perro egoísta ladrando a una luna de sangre en medio del desierto global, aullando a las estrellas de la guerra, al triunfo de los amos, al proletariado indefenso, justo ahora, justo después, del fin de la lucha de clases.

Soy el perro egoísta, el que quiso la paz pero contempla la guerra, el que quiere la lucha, pero añora la paz.

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